En el corazón de Puig-reig (Barcelona), una antigua torre medieval ha sido devuelta a la vida a través de una intervención arquitectónica que no solo respeta su pasado, sino que proyecta un futuro más sostenible. La recuperación de la Torre de Merola es un ejemplo inspirador de cómo la ecoconstrucción puede reconciliar la conservación patrimonial con materiales renovables y criterios contemporáneos.
Un nuevo enfoque para rehabilitar el patrimonio
Construida entre los siglos XIII y XIV, la Torre de Merola se encontraba en estado de abandono y ruina parcial. Solo permanecía en pie uno de sus muros, de 14,8 m de altura. En 2016, un desprendimiento de parte de su coronación activó las alarmas del Servicio de Patrimonio Arquitectónico Local de la Diputación de Barcelona, que impulsó una actuación junto con el Ayuntamiento de Puig-reig.
Pero esta no sería una restauración convencional. La propuesta ganadora, firmada por el estudio del arquitecto Carles Enrich, planteó un proyecto valiente: reconstruir la volumetría perdida con una estructura de madera que no pretendiera imitar lo original, sino reinterpretarlo desde una mirada contemporánea y sostenible.
El proyecto contó con un equipo técnico altamente especializado:
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Arquitectura: Carles Enrich Studio
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Ingeniería estructural: MASAad, responsables del diseño estructural de la nueva intervención en madera
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Dirección de ejecución: Brufau Cusó
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Restauración patrimonial: Rècop
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Estructura de madera: Tallfusta
Cada uno de ellos aportó su experiencia para construir un proyecto que se apoya tanto en el conocimiento del pasado como en la tecnología del presente.
La madera como lenguaje contemporáneo
El núcleo de la intervención consiste en una estructura de madera maciza formada por 18 perfiles cuadrados de 14 cm. Anclados cuidadosamente a la piedra existente en 14 puntos, estos elementos no solo reinterpretan el volumen de la torre original, sino que actúan como una estructura autónoma y reversible, es decir, pueden ser desmontados sin dañar el patrimonio.
Este principio de reversibilidad —avalado por los criterios de la Carta de Venecia— es clave en cualquier intervención patrimonial sostenible. La madera utilizada no solo proviene de fuentes renovables, sino que su transformación, transporte y montaje generan una huella ecológica mucho menor que otros materiales convencionales.
Mirador al pasado, ventana al futuro
Además de consolidar la ruina y reinterpretar su forma original, el nuevo cuerpo de madera devuelve a la torre su función: la de vigía del territorio. En el interior, se han construido plataformas y escaleras que permiten subir hasta la coronación, transformando la torre en un mirador accesible para visitas y actividades culturales.
La estructura también permite el mantenimiento futuro de la torre sin necesidad de andamiajes, convirtiéndose en una solución eficiente y duradera.
Reconocimiento internacional
Este enfoque sensible, creativo y profundamente técnico ha sido ampliamente reconocido:
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Premio Enor de Arquitectura Joven 2020
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Premio de la Bienal Española de Arquitectura y Urbanismo 2021
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Finalista en los Premios FAD 2020
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Mención especial en los Premios Catalunya Construcció 2020
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Finalista en los European Award for Architectural Heritage Intervention 2021
Más allá de los premios, la Torre de Merola ya se ha convertido en un referente en arquitectura sostenible aplicada al patrimonio.
Una lección de ecoconstrucción con identidad
Este proyecto nos recuerda que la sostenibilidad no es solo cuestión de materiales, sino también de intención, cuidado y visión a largo plazo. La Torre de Merola no es una copia de sí misma, sino una forma de contar su historia con un nuevo lenguaje: el de la madera, la eficiencia y el respeto por el territorio.
- Fotografía: Adrià Goula