Construcción Industrializada en España: Una Transformación hacia la Eficiencia y la Sostenibilidad

El auge de los métodos de edificación industrializada y su respaldo legislativo impulsan una nueva era en el sector de la construcción española.

Contexto global y panorama en España

La construcción industrializada, también conocida como “off-site construction” o construcción modular, ha cobrado un notable protagonismo a escala mundial gracias a su potencial para optimizar procesos, reducir costos y minimizar el impacto medioambiental. En esencia, este modelo de edificación implica la fabricación en serie de componentes (paneles, módulos o elementos estructurales) en un entorno controlado —normalmente fábricas— para luego transportarlos al emplazamiento final y ensamblarlos in situ. Esta forma de producir y montar edificios, extendida en países como Suecia, Japón y Estados Unidos, está demostrando su eficacia en términos de calidad, velocidad de ejecución y sostenibilidad.

En España, el auge de la construcción industrializada coincide con la intención de modernizar el sector y responder a desafíos como la falta de vivienda asequible, la necesidad de reducir las emisiones de carbono y el aumento de los costos energéticos. Más recientemente, la administración pública ha mostrado una mayor apertura a legislar con miras a facilitar la adopción de estos sistemas constructivos. Así, se han impulsado reformas en el ámbito de las hipotecas y normativas vinculadas a la edificación para que las viviendas construidas mediante soluciones industrializadas cuenten con el reconocimiento y el respaldo crediticio necesario. De esta manera, las personas interesadas en adquirir una vivienda de este tipo pueden acceder a hipotecas similares a las de la construcción tradicional, allanando el camino de la industria modular en la región.

La apuesta del Gobierno en España

La creciente relevancia de la construcción industrializada ha motivado al Gobierno español a revisar diferentes marcos regulatorios y a promover inversiones que aceleren la adopción de nuevas tecnologías en el sector. Uno de los ejes centrales radica en la actualización de la normativa hipotecaria, que históricamente ha discriminado entre viviendas de ladrillo y cemento y aquellas construidas mediante soluciones modulares o prefabricadas. Se pretende equiparar los derechos y garantías de los compradores, ofreciendo un mayor respaldo a las hipotecas para este tipo de inmuebles y reconociendo el valor añadido de la industrialización.

Además, el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (Mitma) se ha involucrado en la promoción de ayudas y subvenciones dirigidas a la innovación en el ámbito de la edificación. Se están destinando fondos públicos a proyectos piloto que demuestren la eficacia de la construcción industrializada en diferentes regiones del país. Con ello, se busca reunir evidencia estadística y práctica que permita el escalado de las soluciones más exitosas. Paralelamente, la Unión Europea, a través de fondos de recuperación y programas de desarrollo regional, ha mostrado su apoyo a aquellos países miembros que lleven a cabo la transformación industrial de sectores clave como la construcción, siempre que la sostenibilidad ambiental y la eficiencia energética sean prioridades.

La importancia de una visión global y sostenible

El respaldo legislativo y económico que se está otorgando a los procesos industrializados en la construcción no es un hecho aislado. A escala global, cada vez hay más conciencia sobre la urgencia de adoptar sistemas que reduzcan la huella de carbono y el consumo de recursos naturales. La construcción industrializada puede jugar un papel crucial al permitir un mayor control de los materiales utilizados, minimizar los residuos en obra y mejorar los aislamientos de los edificios. Asimismo, el entorno de producción en fábrica posibilita una mejor supervisión de la calidad, aumentando la precisión de las uniones estructurales, mejorando la durabilidad de los componentes y garantizando mejores condiciones de trabajo para los operarios.

En España, estos esfuerzos adquieren relevancia también por la necesidad de afrontar la escasez de mano de obra especializada y la presión para cumplir con metas comunitarias de reducción de emisiones de CO₂. Al basarse en procesos de prefabricación, la construcción industrializada permite un uso más eficiente de la fuerza laboral. También se reducen los tiempos de obra y se disminuyen factores de riesgo asociados a los trabajos en altura o al uso de maquinaria pesada. Todo ello se traduce en un menor coste global y una mayor rapidez a la hora de poner a disposición del mercado viviendas de calidad, un aspecto fundamental en el contexto de la demanda residencial actual.

Ejemplo vivienda industrializada realizada por la empresa Tall Fusta

Testimonio de un experto en arquitectura

Para arrojar luz sobre las oportunidades y desafíos de la construcción industrializada, conversamos con el arquitecto Ramón Serrano, especialista en edificación modular y profesor en una reconocida escuela de arquitectura de Madrid. Serrano enfatiza la ventaja competitiva que supone adoptar procesos más tecnificados:

“La industrialización está revolucionando la forma de concebir la arquitectura. Hasta hace pocos años, muchos profesionales dudábamos de la calidad y la resistencia de las soluciones modulares. Sin embargo, la mejora de los materiales y la precisión en la fabricación permiten ahora alcanzar estándares de calidad muy altos. Además, la posibilidad de diseñar edificios con secciones personalizadas hace que la arquitectura no se vea limitada, sino impulsada. Podemos hablar de un futuro en el que los hogares, las oficinas y los espacios públicos se construyan con menos residuos y a un menor coste.”

Serrano también alude a la creciente preocupación por el medio ambiente y la eficiencia energética, recordando que la construcción representa cerca del 40% del consumo energético global, especialmente si se cuenta la energía embebida en la fabricación y el transporte de materiales. En este sentido, la construcción industrializada, si se gestiona con criterios de ecoeficiencia, puede llegar a ser un potente aliado de los compromisos de España y de la Unión Europea en materia climática.

Visión oficial: planes gubernamentales

Por otro lado, Miguel Ángel García, representante del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, expone los planes oficiales para fomentar la adopción de tecnologías industrializadas en la edificación:

“Estamos trabajando en varias líneas. Por un lado, hemos propuesto actualizar algunos apartados de la legislación hipotecaria para reconocer expresamente que las viviendas construidas de manera industrializada o modular son susceptibles de financiarse con las mismas condiciones que las de obra tradicional. Además, hemos fortalecido la colaboración público-privada para la construcción de viviendas sociales bajo esquemas modulares, con el objetivo de reducir tiempos de entrega y costes de producción. Para ello, se prevén ayudas estatales y autonómicas que estimulen la inversión en las infraestructuras de fabricación, la formación de personal especializado y la elaboración de normativas técnicas específicas.”

García destaca que el Gobierno también valora la posibilidad de bonificaciones fiscales para aquellas empresas que inviertan en líneas de producción industrial para el sector de la construcción. Asimismo, se estudia un marco que facilite la homologación de los componentes constructivos para que puedan usarse en toda la geografía española sin trámites excesivamente complejos. El objetivo es reducir las barreras burocráticas que a menudo dificultan la expansión de este tipo de iniciativas.

Datos estadísticos y evolución de la adopción en España

Según un informe reciente del Instituto de Tecnología de la Construcción (ITEC), la adopción de métodos industrializados en España ha mostrado un crecimiento constante en la última década. En 2012, solo un 4% de los proyectos residenciales empleaban algún componente prefabricado de manera significativa, mientras que en 2022 esa cifra superó el 15%. Aunque el porcentaje total de viviendas íntegramente fabricadas fuera del emplazamiento continúa siendo bajo, el aumento de la demanda es innegable, especialmente en el segmento de viviendas unifamiliares y promociones de vivienda social.

Otras entidades, como la Asociación Española de Fabricantes y Constructores Industrializados (AECI), sostienen que la adopción podría duplicarse en los próximos cinco años, siempre y cuando se consoliden los incentivos públicos y se mantenga un interés creciente por parte de los promotores privados. En la actualidad, grandes constructoras como Acciona, Ferrovial o Dragados han iniciado proyectos piloto de construcción modular, empleando desde módulos de hormigón de alta resistencia hasta paneles CLT (madera contralaminada) con un enfoque más sostenible.

   Proyecto WES Enginnerig Construcción industializada

Por su parte, la consultora internacional McClure & Partners estima que la edificación industrializada podría reducir hasta en un 60% los tiempos totales de entrega de una obra, disminuyendo los costes finales en un margen que oscila entre el 10% y el 20%. Esta mayor eficiencia productiva, sumada a la mejora en la calidad, está suscitando un creciente interés tanto por parte de fondos de inversión como de promotoras pequeñas que buscan innovar en un mercado cada vez más competitivo.

Retos y barreras para la expansión

A pesar de estas perspectivas prometedoras, la construcción industrializada en España aún enfrenta varios desafíos. Uno de los principales radica en la percepción tradicional que asocia la calidad de una vivienda con la idea de “lo hecho a mano” o la solidez de los métodos convencionales. Cambiar esta mentalidad requiere de un esfuerzo de comunicación y de la demostración efectiva de que la industrialización no solo mantiene, sino que puede mejorar los estándares de seguridad y confort.

Otro obstáculo reside en la inversión inicial necesaria para implementar líneas de producción industrial. Las empresas interesadas en fabricar sus propios componentes prefabricados deben destinar capital a maquinaria especializada, innovación y capacitación del personal. Aunque los costes se compensan a medio y largo plazo por la eficiencia y la reducción de desperdicios, la inversión inicial puede ser un factor disuasorio para compañías de menor tamaño.

Además, en el ámbito regulatorio, todavía se encuentran algunas lagunas y disparidades en la normativa a nivel autonómico, que generan incertidumbre y retrasos en la aprobación de proyectos que utilizan métodos no convencionales. Para la construcción industrializada, la falta de una normativa unificada que defina los parámetros de calidad, resistencia y durabilidad de los elementos prefabricados puede complicar la obtención de licencias y financiación. Por ello, el consenso entre las diferentes administraciones autonómicas y la elaboración de un código técnico claro se convierten en prioridades para el sector.

Por último, la escasez de profesionales formados en sistemas de construcción modular también limita la expansión. Aunque las universidades y centros de formación profesional han empezado a incluir materias específicas sobre construcción industrializada, la oferta aún no cubre la demanda. Esto ralentiza la adopción de nuevas tecnologías, puesto que las empresas necesitan mano de obra capacitada para desarrollar proyectos a gran escala.

Perspectivas a futuro y repercusión socioeconómica

Las previsiones de numerosos organismos sugieren que la construcción industrializada continuará ganando terreno en el mercado español, impulsada por las crecientes exigencias de sostenibilidad, la demanda de viviendas asequibles y la necesidad de optimizar procesos productivos. La convergencia de intereses gubernamentales, el apoyo de inversores y la evolución de las preferencias ciudadanas hacia soluciones más eficientes y respetuosas con el medio ambiente son factores que allanan el camino a esta transformación.

Proyecto de viviendas unifamiliares realizado por WES Enginnering. *Construcción Industrializada

En el plano socioeconómico, la expansión de la construcción modular podría traducirse en la creación de empleos más cualificados y en la revitalización de sectores industriales ligados a la fabricación de componentes. Al mismo tiempo, la reducción de los tiempos de obra y de los costes derivados puede ayudar a contener el precio final de la vivienda, contribuyendo así a mitigar la actual escasez de oferta asequible en muchas ciudades españolas. Asimismo, el impacto medioambiental podría disminuir de forma sustancial si los proyectos adoptan una perspectiva de ciclo de vida que abarque desde el origen de los materiales hasta la gestión de residuos.

El avance de la construcción industrializada implica también una mayor resiliencia de la cadena de suministro. Al fabricar los elementos en entornos controlados y cercanos a los centros de producción, se reduce la dependencia de factores externos como las condiciones climáticas o la disponibilidad de materias primas procedentes de terceros países. De este modo, España podría fortalecer su autonomía productiva en un sector que durante décadas se ha mantenido en una forma de operar tradicional, vulnerable a las fluctuaciones del mercado global.

No obstante, para alcanzar todo este potencial, seguirá siendo vital la colaboración conjunta de las autoridades estatales, las administraciones autonómicas, las empresas y los centros de formación. Los próximos años se vislumbran como una etapa de consolidación en la que las experiencias exitosas de construcción industrializada servirán de referencia para reforzar la confianza del mercado y de los consumidores. Además, la alineación de los criterios europeos en cuanto a emisiones y eficiencia energética, sumada a las iniciativas de recuperación económica pospandemia, actúa como un catalizador para acelerar la adopción de estas soluciones.

En síntesis, España se encuentra ante una oportunidad histórica para transformar su sector de la construcción mediante la adopción de tecnologías industrializadas que aporten rapidez, sostenibilidad y calidad a los proyectos de edificación. Si se logra superar la inercia cultural y los desafíos reglamentarios, la construcción modular podría constituir una de las respuestas más eficaces a las urgencias habitacionales y medioambientales del país, con un impacto transversal que abarcaría la mejora de la calidad de vida, la dinamización de la economía y el cumplimiento de los compromisos internacionales en materia de sostenibilidad.

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